En el universo de las bebidas refrescantes, México se distingue por su amplia gama de sabores y marcas. Entre ellas, Jarritos ocupa un lugar especial, no solo por su delicioso sabor a frutas, sino también por su larga trayectoria y tradición que se remonta a la década de 1950, cuando Francisco Hill Ávalos, conocido como El Güero Hill, un químico emprendedor, comenzó a experimentar con agua carbonatada en la Ciudad de México.
De los experimentos a un clásico
Su primera creación fue una mezcla con sabor a café, una bebida innovadora para la época. Sin embargo, al notar la poca popularidad del café frío en ese entonces, Hill decidió explorar otros sabores inspirados en las tradicionales aguas frescas mexicanas, bebidas populares por su frescura y sabor natural.
Inspirado en las aguas frescas
Utilizando mandarinas como base, Hill dio vida a la fórmula que marcaría el inicio de Jarritos. Esta bebida, con su sabor ácido y dulce a la vez, conquistó rápidamente el paladar de los mexicanos. Con el tiempo, la marca se expandió a otros sabores, llegando a tener hasta 13 opciones diferentes, incluyendo:
- Mandarina: El sabor original y más popular de Jarritos, con un toque ácido y dulce que lo hace ideal para cualquier ocasión.
- Limón: Un sabor refrescante y cítrico, perfecto para un día caluroso.
- Toronja: Un sabor más amargo y complejo, ideal para quienes buscan algo diferente.
- Tamarindo: Un sabor dulce y ácido con un toque ahumado, que recuerda al tradicional dulce mexicano.
- Tutifruti: Un sabor floral y ligeramente ácido, con propiedades antioxidantes.
- Piña: Un sabor tropical dulce y refrescante, perfecto para disfrutar en la playa o en una fiesta.
- Manzana: Un sabor dulce y clásico
Un éxito internacional
La aceptación de Jarritos fue inmediata. En 1960, se convirtió en el refresco más vendido en México, consolidando su posición como una de las bebidas favoritas del país. Su éxito no se limitó al territorio nacional, ya que en 1988 comenzó su expansión internacional con exportaciones a Estados Unidos.
Actualmente, Jarritos se puede encontrar en más de 30 países alrededor del mundo, llevando el sabor de México a diferentes culturas y conquistando nuevos paladares.
Un homenaje a las tradiciones
El nombre "Jarritos" hace referencia a la antigua costumbre de servir aguas frescas en jarras de barro para mantenerlas frías. De hecho, en sus inicios, las botellas de Jarritos no llevaban etiquetas, pues los consumidores podían identificar el sabor por el color del líquido.
El icónico logotipo de Jarritos, con sus tres jarritos marrones y borde verde, se incorporó más tarde. En la etiqueta original, destacaban los sabores más populares: mandarina y lima.
Con el paso del tiempo, el logotipo se ha convertido en un símbolo reconocible de la marca, presente en cada botella y en los diferentes materiales promocionales de Jarritos.
Más que un refresco, una tradición
Aunque Francisco El Güero Hill falleció en 1997, su legado continúa vivo en cada botella de Jarritos. Desde 1983, la producción de la marca está a cargo de la Embotelladora Mexicana S.A. de C.V., parte del Consorcio Aga. Bajo su dirección, Jarritos ha logrado una notable internacionalización, llevando su sabor a distintos países del mundo.